Un día más...

Qurid@s amig@s, hoy para mí es un día más... El día de Navidad decidí instalar en mí el espíritu navideño cada día del año; y hoy para mí, es uno de los trescientos sesenta y cinco días de San Valentín del año. El mejor regalo: ese amor que podemos dar a cada momento, en esa llamada inesperada, en cada gesto, en cada mirada, en cada palabra, en ese decir "te quiero" después de tener ese roce o ese pequeño conflicto que pueda surgir fruto de la convivencia diaria, en decir "lo siento" cuando sabes que te has equivocado, en decir "me estás haciendo daño pero sé que me quieres y yo te perdono". No hay que dejar pasar eso que nos duele, pues se queda dentro y no para de hacer run-run hasta que acabamos por darle salida en cualquier "chorrada" que no viene a cuento. Todos estos regalos son gratis y cuestan poco de dar cuando el amor es verdadero. Ir a "comprarlos", pero que sepáis que no hay mejor "tienda" que nuestro propio corazón para hacer el encargo... ahí hay de todo y en abundancia infinita... Venga, os animo a guardar alguno de estos regalitos que no se ven ni se tocan para mañana, o para el próximo viernes, o para ese día en el que crees que no puedes más... a veces nosotros también somos insoportables. Querid@s amig@s, cuando los cimientos de ese edificio llamado AMOR son bien sólidos, no hay huracán ni terremoto que puedan con él... Y es que en el AMOR como en tantas otras cosas en la vida, lo que verdaderamente tiene valor está más en lo que "no se ve", que en lo que "se ve".

En algún libro leí esta frase que estoy intentando incorporar a mi: "Amar es enamorase de los defectos del otro." Sólo así podremos decir que nuestro amor es verdadero, completo... pues enamorase de lo que te gusta no tiene ningún mérito y es tarea fácil. Todos tenemos defectos y virtudes y que mejor virtud que encontrar en el defecto del otro un motivo más para amarlo, para decirle: "te amo en toda tu plenitud".

LA MEDIDA DEL AMOR ES AMAR SIN MEDIDA.

Cariño, yo te quiero como eres y no como a mí me gustaría que fueras... porque es así como te tengo que aceptar... Y porque no quiero que cambies si tu no quieres, y porque por mucho que me pregunto ¿por qué la quiero?, no sé encontrar una respuesta, no hay palabras... bueno sí, mi amigo Pablo Neruda me presta estas que tanto te gustaron:

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Té quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta histora sólo yo me muero,
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

De "Cien sonetos de amor".

PD: Te escribiré esta carta con la pluma que ayer me regalastes, cuando me la distes me dijistes: "un escritor tiene que escribir con pluma"; amor mío, esta carta será la primera que escribamos tú y yo, porque aunque no lo sepas mis escritos firman sólo con un nombre pero desde que te conocí tendrían que firmar con dos, el tuyo y el mío. No te puedes ni imaginar la ilusión que me hizo recibir este regalo, tanto por inesperado como por el valor sentimental que tiene para mi, el mejor regalo que me han hecho nunca. Cariño, siento que me quieres y ese sentimiento me da la tranquilidad y la calma que me antes me faltaba. La paciencia nunca ha sido una de mis virtudes, pero poco a poco la estoy incorporando a mí, así que sólo te pido que tengas un poquitín de "paciencia" conmigo...