Feliz cumpleaños, mamá!

Mamá, mañana es tu cumpleaños y con este ya serán doce años sin celebrarlo, pero este año lo vamos a celebrar... Iré al cementerio, allá donde se quedaron los cuerpos de papá y el tuyo y te llevaré un ramo de flores, hace mucho que no voy pero mañana iré y también te traeré un pastel imaginario con ochenta y una velas que entre los tres soplaremos. Mamá, ¿sabes una cosa? estoy haciendo con la tieta lo que no hice contigo, ya sabes tenía mucho trabajo... y aunque te iba a ver siempre que podía ahora pienso que me hubiera gustado hacerlo más. Allá donde ella vive tengo muchos amigos, el otro día una señora que vino quince días para recuperarse de una operación me dijo que estaba muy contenta de haberme conocido, yo siempre pasaba a saludarla y a hablar un poquito con ella. Otro señor que acababa de llegar y estaba muy inquieto me dijo que parecía que hacía milagros, yo tan sólo le cogí la mano y le miré a esos ojos que parecían los de un niño asustado que dejan en la guardería. Ellos no saben que recibo mucho más de lo que les doy... Y es que vivimos tan ocupados trabajando muchas horas para poder pagar muchas cosas y además queremos nuestros ratos de ocio y tiempo para nuestros hobbys, que no tenemos casi tiempo para cuidar a los mayores, los enfermos o los niños... Muchas veces lo tienen que hacer otras personas, cuando no están solos, pero a ellos les gustaría que lo hiciéramos nosotros. Y así va el mundo, madres que cuidan a los hijos de otros, mientras dejan los suyos muy lejos al cuidado de otros, en el mejor caso los abuelos. Con los enfermos y los ancianos pasa algo parecido, suelen recibir el cariño de alguien que vino de miles de kilómetros y que dejó de dárselo a sus seres queridos para dárselo a ellos, aunque no siempre es así. Pienso en si algún día nos daremos cuenta de cuanto dolor provoca estas situaciones, aquí y allá, dolor que se va transmitiendo de padres a hijos y en general en las relaciones que tenemos con los demás. Aunque aquí lo queramos tapar con un montón de artilugios y maquinitas que se van renovando cada vez con más celeridad. Todavía no han inventado nada que pueda crear "tiempo", ni que pueda dar cariño y afecto, pero quién sabe... quizás algún día lo inventen...

Mamá, estoy cambiando, de hecho he cambiado mucho ya, pero a veces se despiertan viejos fantasmas que ya creía lejos de mi. Y es que no todo en mi es bondad, también soy "malo" a veces... Mañana hablaremos de todo eso, hace mucho que no voy a verte pero mañana lo haré, iré a buscar un poquito de Luz (mañana también es tu santo) para mis ratos de oscuridad.

Un beso muy grande para los dos de vuestro hijo y una vez más os doy las gracias por todo lo que hicisteis por mi y por haberme dado lo único que tengo: la vida.

josé maría

5 comentarios:

María dijo...

Esté donde esté sonreirá. Fuerza!!

Rosa Sánchez dijo...

José Mª, es preciosa esta reflexión sobre el tiempo y el afecto, y admirable el cariño con el que te diriges a tu madre. Debe sentirse muy orgullosa de ti. Cuando se ha obrado bien con las personas que se han ido, nos queda esa tranquilidad, ¿verdad?
Abrazos cordiales.

josé maría dijo...

María, claro que sonríe...

Rosa, claro que se está tranquilo... mi tía no tiene hijos aunque si un montón de sobrinos, pero siempre se me quejaba de que estaba muy sola y que casi nadie la iba a ver. Entonces me dije que si los otros no iban tendría que ir yo más, simplemente hago por ella lo que me gustaría que hicieran conmigo si yo fuera el que estuviera en su lugar, además de devolverle el caríño y el afecto que tuvo conmigo cuando era pequeño, algo que por lo que parece se olvida con facilidad...

Por cierto, qué lección la de Raúl, ¿verdad? Un abrazo

Belkis dijo...

Me uno al digno homenaje póstumo que haces a tu madre. Reconocer los errores y enmendarlos es de sabios.
Besitos

josé maría dijo...

Gracias Belkis, de momento tan solo aprendiz de sabio... Besos