Gracias por tus palabras...

"Tu fuerza interior y tus convicciones no tienen edad".

"No tengo tiempo de desplegar otra bandera que no sea la de la comprensión, del encuentro y del entendimiento entre los humanos".

"Ten siempre presente que la piel se arruga, que el cabello se torna blanco, que los días se convierten en años, mas lo más importante no cambia... TU FUERZA INTERIOR".

"Continua a pesar de que todos esperan que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en TI¡¡".

MADRE TERESA DE CALCUTA

Necesitaba estas palabras tuyas, y necesito volverme a poner las sandalias... tenía alguna piedra que me molestaba, ya sabes que cuando andas por caminos polvorientos y pedragosos, de vez en cuando hay que hacer un alto para dejar caer esas piedras que molestan y así poder tomar también un respiro... ahora a reemprender el camino...

PAZ Y AMOR para todos, sobre todo para ELLOS...

6 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Sabias palabras, espero que te ayuden.

Saludos.

LOLI dijo...

Hey!!QUE TODOS NO ESPERAN QUE ABANDONES!!
Tambien habemos quienes te apoyamos aunque no sepamos expresarnos tambien,pero estamos a tu lado.
UN BESAZO FUERTEEEEE

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
F. J. Zamora dijo...

Cuando me dijiste lo de laas sandalias no andaba desencaminado, supongo. HAz lo que sientas, di lo que piensas, por que todo ello es por un sueño, por Ellos, ahora eso si!!!!!! no te abandones tampoco tu, por que tu eres importante,el ego no hay que alimentar pero hay que echarle algo de comer por que el tambien es parte de nosotros.
La madre Teresa , era grande muy grande, por que ella nos enseño un camino , y tu lo has visto pero ve sereno amigo mio.
un abrazo
paz y amor

Rosa Sánchez dijo...

"... lo más importante no cambia: TU FUERZA INTERIOR".
¡Qué verdad es, José María! Y lo mejor no es que no cambia, es que con el pasar del tiempo aumenta.
Un cordial saludo.

Mariana dijo...

Pasaba por aquí a dejarte un abrazo y me encuentro con este hermoso texto. Gracias.
Cuánta sabiduría.
Cariños de Mariana